miércoles, 30 de marzo de 2011

TRANSTORNO BIPOLAR


Hoy estoy bien :)
Mañana estoy mal :(

De repente te quiero :)
... te quiero matar :(

No te confíes,
no lo tomes personal...

Tal vez haya un desorden :(
pequeñito desorden mental :)

PARTO

POR UNA MATRIUSKA


De nuevo tengo un parto.
Algo espera por salir de mis entrañas.

Por eso me parto,
y de mis pedazos sales tú pequeña patraña.

De todos modos hoy parto.
Igual aquí ya nadie me extraña.

PEOR





... y entre más se abría al mundo, todos la podían ver:

era siempre más pequeña,

siempre más insignificante,

solo algo miserable.







jueves, 17 de marzo de 2011

MONÓLOGO DE UNA MATRIOSKA



- "¡Qué pena! Salí de adentro sin avisar"

- "Y tú, ¿Quién eres?"

- "¡Ah! soy la yo del hoy"

- "No puede ser. Yo soy la única yo del hoy".

- "No. Tú eres la yo del ayer. Yo soy la yo del hoy"

- "Pero, ¡No creí que así fuera!"

- "Es cierto. Decepcionante, ¿verdad? No querías que el futuro del pasado tuviera este resultado. Tampoco yo quería. Créeme. Pero eso es porque no te imaginas cómo va a ser después. Cada vez es peor. Cada vez te sentirás inferior. Créeme: agradecerás lo que soy hoy"

- "Disculpa entonces. Es que no te reconocí"

- "Ya lo sé. Por eso nos estamos presentando."



viernes, 11 de marzo de 2011


ALGO APRENDÍ

LECCIÓN II : LA RISA

a Maria Trujillo, quien nunca pudo cambiar su risa
por un cerrado "jujujú"...


Tienes la piel floja y la cara ajada
todo por reirte con estruendosa carcajada.

¡Qué escándalo! Tan sólo mira esa quijada,
cómo se descuelga de tu cráneo cual tajada.

¿Acaso es la belleza una simple pendejada?
No querrás a las arrugas verte pronto rebajada.

¡A reír como las damas y dejar la carajada!:
rostro tieso, inexpresivo, rígido como embrujada.

Y controla bien los gestos: sin rastros de acongojada,
ni de sueño, ni de seria, mucho menos de enojada.

Encuentra el punto exacto: que parezcas relajada,
de manera natural, que no se note lo apretujada.

¡Y no acepto reproches ni actitud aquejada!,
mis consejos agradecerás cuando seas festejada.

Por tu piel y belleza estarás entonces aventajada,
cuando todas las demás luzcan viejas y rajadas.

APRENDÍZ


"Perdonen caballeros, es que aún soy nuevo en esto:

¿Dónde dicen ustedes que radica lo de ser feliz?


¡Ah, sí! creo que entre alguno escuché un concepto honesto:

se trata de mostrar siempre que en mi mesa hay perdiz,

y que en mis días paso nunca episodio molesto,

que si alguien, alguna vez acaso me vió infeliz,

es ahora solo pasado y ya en cambio por nada protesto.


Pero creo ahora caballeros, y me disculpan lo modesto,

que del arte de fingir me he vuelto el mejor aprendiz,

pues ya claro tengo que todo es cuestión de un gesto,

que disimule lo penoso que mi ser esconda en la raíz,

pues para nadie es atractivo saber cuán asqueroso apesto.


Más conveniente es siempre lucir por fuera el mejor barniz,

restregarle al mundo que de todos tengo yo el mejor puesto.

Y, finalmente, todos pensarán: "no hay nadie más feliz"

Muy a pesar de que en el corazón se esconda todo lo opuesto.



LA SOGA AL CUELLO


Les diste un motivo para que te amaran.
Ese motivo.

Ahora tienes "amigos"
Y "te quieren"

Sabes que ello depende de mantener el motivo.
El famoso motivo.

Te ves en la obligación de no perderlo nunca.
No apartarlo de tí.
Porque sabes que sin él no te quedará nadie
Maldito motivo

Desde ya puedes sentir la soga apretándote las amígdalas.

¿QUIÉN NOS PROHIBIÓ ESTAR TRISTES?




Haces volteretas con el cuerpo y la imaginación para evadir la tristeza.

¿Pero quién te ha dicho que se prohíbe estar triste?

En realidad muchas veces no hay nada más sensato que estar tristes;
a diario pasan cosas,
a los otros, a nosotros,
que no tienen remedio, o mejor dicho,
que tienen ese único y antiguo remedio de sentirnos tristes.

No dejes que te receten alegría,
como quien ordena una temporada de antibióticos o cucharadas de agua de mar a estómago vacío.

Si dejas que te traten tu tristeza como una perversión,
o en el mejor de los casos como una enfermedad, estás perdida:
además de estar triste te sentirás culpable.
Y no tienes las culpa de estar triste.
(...)

Ya lo decía el poeta Leopardi:
"como el aire llena los espacios entre los objetos,
así la melancolía llena los intervalos entre un gozo y otro".

Vive tu tristeza, pálpala,
deshójala en tus ojos, mójala con lágrimas,
envuélvela en gritos o en silencio,
cópiala en cuadernos, apúntala en tu cuerpo,
apúntala en los poros de tu piel.

Pues solo si no te defiendes huirá,
a ratos, a otro sitio
que no sea el centro de tu dolor íntimo.
(...)


Héctor Abad Faciolince
Tratado de culinaria para mujeres tristes