"Queridos caballeros:
miren todos, aunque se muerdan las güevas,
somos iguales, pasamos las mismas pruebas.
Somos fuertes, tanto o incluso más que ustedes:
parimos, menstruamos y hasta derribamos paredes.
A cualquier cosa nos le medimos,
nada nos queda grande: para todo servimos.
¿Que nos quieren atender y tratar especialmente?
¡Qué insulto! ¿Es que creen que no nos da mentalmente?
¿Que nos regalan una rosa y nos traen el café?
¡Ya le traigo a usted lo mismo para que vea que yo también sé!
Y nos vienen con lástimas y babosadas: "feliz día de la mujer".
Pues, para que estemos en igualdad: ¡feliz día a ustedes también!
Somos lo mismo, iguales a ustedes, incluso podemos pagar la renta.
No nos salgan con esa de que somos lo más hermoso del planeta.
¡Qué blasfemia y derroche de cursilería!
¿Por qué nos separan al año un día?
Tal homenaje es una evidente demostración de diferencia,
pues si fuéramos iguales no nos harían reverencia.
Nos tratarían a patadas, como lo hacen entre ustedes.
Olvidarían los modales y cortesía delante de las mujeres.
Tal es el trato que pedimos, pues nos lo hemos ganado,
y aunque les de rabia o celos o no sea de su agrado,
está más que meditado, decidido y declarado:
hoy nosotras haremos el trabajo duro y pesado."